Las Cuatro Nobles Verdades

Las Cuatro Nobles Verdades

 

Capítulo I: Poniendo en Movimiento la Rueda del Dharma

Poco después de que el Buda alcanzara la completa iluminación, él quiso compartir su descubrimiento con todos los seres sensibles. Viajó a pie unas ciento cincuenta millas desde Bodhaga, donde había experimentado la iluminación bajo el árbol Bodhi, hasta la ciudad de Sarnath en Benares. Su objetivo era buscar a los cinco monjes con quienes anteriormente había practicado el ascetismo. Los monjes lo habían dejado cuando él se había apartado del ascetismo para seguir el camino medio. Ahora había alcanzado la iluminación y, con su gran compasión, quería ayudar a sus amigos a encontrar el camino hacia la liberación. De manera que su primera enseñanza como Buda fue para estos cinco monjes en un bosquecillo llamado Parque de los Ciervos, cerca de Sarnath.

 

La Primera Enseñanza del Buda
En ésta, la primera enseñanza del Buda, él expuso sobre el camino medio entre el ascetismo y la indulgencia, y también enseñó las Cuatro Nobles Verdades. Con esta enseñanza, puso en movimiento la Rueda del Dharma (las enseñanzas del Budismo). Por lo tanto, las Cuatro Nobles Verdades constituyen los cimientos del Budadharma. El entender, practicar y hacer realidad las Cuatro Nobles Verdades es realizar la totalidad del Budadharma. Aunque la mayoría de los budistas podrían comprender, en cierto grado, las Cuatro Nobles Verdades, no todos podrían estar claros acerca de todo su significado. Por consiguiente, empezando desde hoy, voy a explicar y tratar de aclarar estas cuatro verdades expuestas por el Buda.

Cuando el Buda expuso sobre las Cuatro Nobles Verdades, primero indicó cuáles eran. Son, dijo, la verdad del sufrimiento, la verdad del origen del sufrimiento, la verdad de la cesación del sufrimiento, y la verdad del camino que conduce a la cesación del sufrimiento por medio del noble óctuplo sendero. Este es el primero de los “tres giros y doce procesos” de la Rueda del Dharma.

¿Qué significa eso? Como enseñado por el Buda, cada una de las nobles verdades implicaba tres giros o aspectos. Dentro de cada noble verdad, los tres giros o aspectos eran: primero, el comprender esa noble verdad; segundo, el poner en práctica la comprensión de esa noble verdad; y tercero, el alcanzar los resultados o el realizar esa noble verdad. Entonces, la secuencia es: entendimiento-practica-realización. Por lo tanto, la práctica completa de las Cuatro Nobles Verdades consta de doce procesos que, al ser completados, aseguran la entrada en el nirvana.

Por lo tanto, la comprensión del significado de las Cuatro Nobles Verdades es el primer giro. Como resultado del primer giro, los ascéticos comprendieron la naturaleza del sufrimiento y sus causas. El Buda explicó aun más y expresó sobre la necesidad de ir más allá del sólo comprender las Cuatro Nobles Verdades poniendo ese conocimiento en práctica. Por ejemplo, sabiendo los orígenes del sufrimiento, necesitamos abandonar los tipos de acciones que provocan la acumulación del sufrimiento. Uno tiene una firme convicción de que la cesación del sufrimiento es posible, y práctica el camino para alcanzarla. Entonces, el segundo giro es el creer y actuar sobre las verdades.

El Buda dijo a sus discípulos que él mismo, comprendiendo las cuatro verdades, había alcanzado la cesación y se había realizado en el camino lejos del sufrimiento, y alcanzó la iluminación. Y ahora, él estaba enseñándoles el cómo alcanzar la liberación por sí mismos. La existencia del sufrimiento, las causas del sufrimiento, la cesación del sufrimiento y el camino que conduce a la cesación del sufrimiento fueron completamente comprendidos, practicados, y el sufrimiento por sí mismo se había terminado. Por lo tanto, el tercer giro es la realización, el resultado de practicar las verdades.

Como resultado de los tres giros de la Rueda del Dharma del Buda, incluso hasta el menos talentoso de los cinco monjes alcanzó la iluminación, y se convirtieron en aryas, los que han despertado, los primeros discípulos del Buda y el primer sangha (comunidad de los monjes budistas). En los sucesivos cuarenta y nueve años, el Buda continuó exponiendo sobre las Cuatro Nobles Verdades y todas las demás enseñanzas del Budadharma, hasta que entró en el gran nirvana. Antes de eso, él siempre amonestó a sus discípulos y seguidores para que acatasen los preceptos (vinaya), para que aceptasen el Dharma como su maestro, y para que tomasen la liberación (nirvana) como su objetivo supremo.

¿Qué significa el acatar los preceptos? Es el vivir con ética, armoniosamente y con estabilidad. ¿Qué es el aceptar el Dharma como tu maestro? Eso significa tomar las Cuatro Nobles Verdades como la enseñanza fundamental, y comprender que la existencia se caracteriza por la no-permanencia. Es para comprender que, inherentemente, todas las cosas carecen de existencia independiente, y no tienen ego. Es para creer en la cesación del sufrimiento y en la certeza de la suprema liberación en el nirvana. Comprender esto es practicar los tres sellos del Dharma (tres marcas de la existencia): sufrimiento, no-permanencia y no-ego. ¿Y cómo uno puede comprender los tres sellos?, comenzando con la práctica de las Cuatro Nobles Verdades.

¿Qué es el tomar la liberación como nuestro objetivo? Para tomar la liberación como nuestro objetivo, uno debe comprender completamente acerca del surgimiento condicionado (que todas las cosas surgen como resultado de muchas causas y condiciones diferentes). Para comprender la naturaleza de nuestra existencia, empezamos por entender los doce lazos del surgimiento condicionado, que determinan la forma y el camino de nuestra vida a medida que ésta transcurre. Si uno pudiera contemplar estos doce lazos, comprenderá completamente las causas del sufrimiento, así como también el camino que conduce a la cesación del sufrimiento y hacia la liberación.

Entonces, las Cuatro Nobles Verdades abarcan las enseñanzas completas del Buda e incluyen los tres sellos del Dharma y los doce lazos del surgimiento condicionado. Por lo tanto, para comprender el objetivo de las Cuatro Nobles Verdades, uno también debe comprender y contemplar el sufrimiento, la no-permanencia, el no-ego y el surgimiento condicionado. Aunque el Budismo puede dividirse en varias escuelas tales como Theravada, Mahayana, Vajrayana, la repentina y la gradual, etc.; todas ellas tienen como su base las Cuatro Nobles Verdades, sin ellas, no podrían ser consideradas como budistas. Con esta breve introducción, procedamos a llegar a una comprensión más profunda de las Cuatro Nobles Verdades.

 

Por qué las Verdades son Nobles
En general, podemos decir que todos los seres liberados (aryas), tales como arhats y budas, han entendido completamente las Cuatro Nobles Verdades. Y, dado que estas verdades impregnan la comprensión de estos seres sagrados, las llamamos nobles. Son también llamadas nobles porque, a través de comprenderlas y practicarlas, podemos también alcanzar la liberación.

Los aryas tuvieron un ‘despertar’ a la primera noble verdad del sufrimiento y a sus muchos orígenes. Primero, hay sufrimiento por la calamidad catastrófica, desastres naturales y otras amenazas del medio ambiente. Segundo, no podemos aislar el miedo y las fuentes de incertidumbre del sufrimiento. Y tercero, están los infinitos tipos de aflicciones que experimentamos y que son generadas por nosotros mismos. Estos últimos tipos del sufrimiento son más netamente mentales en origen y manifestación. Por lo tanto, ‘los despiertos’ son completamente conscientes de los múltiples orígenes del sufrimiento que nos mantienen en el océano del sufrimiento samsárico, en el ciclo de nacimientos y muertes.

La segunda noble verdad es que la causa fundamental del sufrimiento es la ignorancia, que se manifiesta como codicia, aversión y falsa ilusión. La ignorancia, a su vez, nos conduce a involucrarnos en acciones que provocan sufrimiento. Acción, el significado literal del karma, incluye las acciones así como también los pensamientos y las palabras. De manera que lo que llamamos el origen o la causa del sufrimiento, es realmente el karma (la fuerza que propulsa las condiciones existentes en nuestra vida a un resultado futuro, un tipo de impulso que nos conduce en una cierta dirección). Es una energía compuesta generada por las ilusiones y aflicciones de los seres sensibles, provocándoles a que se involucren en ciertas acciones. Estas mismas acciones plantan aún más “semillas” (causas y condiciones) para posteriores consecuencias. Cuando las semillas maduran, la fuerza resultante se convierte en una potencia que nos propulsa hacia el futuro, conduciéndonos a particulares experiencias del sufrimiento.
La tercera y cuarta nobles verdades derivan de la profunda comprensión realizada por los aryas de la no-existencia del sufrimiento y, por consiguiente, la posibilidad de su cesación. El Buda expuso varios métodos para llegar a la cesación del sufrimiento. Entre estos, lo más importante es un modo de vida ético, es decir, llevar una conducta que no provoque sufrimiento. Debemos también cultivar la conciencia, de manera de no crear las causas del futuro sufrimiento. Si no estamos conscientes de las caudas del sufrimiento, lo prolongamos al crear las mismas causas una y otra vez. Cuando estamos conscientes de las causas del sufrimiento, podemos poner fin a nuestras acciones negativas, de manera que la liberación del sufrimiento puede tener lugar.

Finalmente, llamamos a estas verdades nobles porque son genuinas, eternas y necesarias. Son genuinas porque nada puede contradecirlas, desacreditarlas o sustituirlas y, al practicarlas, uno experimentará que son genuinas. Son eternas porque el sufrimiento y el fin del sufrimiento no están limitados a una cultura o un período de tiempo particular. Mientras que haya sufrimiento, los seres sensibles se esforzarán por poner fin a dicho estado. Finalmente, son necesarias porque, para alcanzar la cesación del sufrimiento, debemos practicar el camino que conduce a la liberación.

 

 

Causa y Efecto mundano y Causa y Efecto trascendente al mundo
Una mirada más de cerca a las Cuatro Nobles Verdades nos señala dos tipos de causas y efectos. Uno es llamado “causa y efecto mundano,” que conduce al sufrimiento; el otro es llamado “causa y efecto trascendente al mundo,” que conduce a la liberación.

La causa y efecto mundano tiene lugar en el espacio y el tiempo y cualquier cosa que exista en el espacio y el tiempo se caracteriza por la no-permanencia. Ayer, no estabas aquí en esta sala; hoy estás aquí escuchándome; hoy, después de esta charla te irás. Cuando experimentamos esto como individuos, estamos experimentando la no-permanencia. Este sentido de cambio también da un sentido de continuidad en nuestras vidas. Pero mientras los días transcurren, nuestras vidas también están llegando a su fin, día tras día. Por consiguiente, la no-permanencia es esencialmente esta progresión de nacimiento a muerte, de existencia a no-existencia.

Para experimentar la no-permanencia, debemos existir en la continuidad de tiempo y espacio. Nuestro sentido del espacio puede ser grande o pequeño (podemos sentir una multitud de espacios o un espacio muy limitado). La diferencia es la clave sobre cómo experimentamos el funcionamiento de causas y condiciones. Estos diversos factores que se reúnen y se dispersan, nos dan un sentido de tiempo. El hecho de que los diferentes aspectos de nuestras vidas cambian, se alteran y se transforman, resulta de estas relaciones causales. El funcionamiento de causas en condiciones, que tiene lugar en el espacio, es inseparable y está incrustado en el tiempo, de manera que experimentamos el tiempo y el espacio juntos. Como dije anteriormente, el mundo es lo que viene unido en tiempo y espacio, y esta existencia de constante cambio es no-permanente.

En términos sencillos, la trascendencia del mundo es la liberación de las causas y efectos mundanos, liberación del sufrimiento en tiempo y espacio. Los que han despertado, los arhats y budas, ya no están encadenados por el tiempo y el espacio, por consiguiente, no son influenciados por el sufrimiento que acarrea la no-permanencia. Por esta razón, el estado de la trascendencia del mundo es un estado de liberación.

¿Cómo es que la realidad mundana y la realidad trascendente al mundo están relacionadas con las Cuatro Nobles Verdades? La causa y efecto mundano incluye las dos primeras nobles verdades del sufrimiento y del origen del sufrimiento. El sufrimiento es, en realidad, un efecto de vivir en el tiempo y el espacio, y su origen es nuestra ignorancia relacionada con la verdadera naturaleza de vivir en la realidad mundana.

Por supuesto que estarás pensando que debe haber algún tipo de felicidad en la vida, y efectivamente hay muchas ocasiones de alegría y felicidad en la vida. El mismo Buda no negó estos estados de alegría y felicidad, pero cuando habló de la no-permanencia como sufrimiento, tenía en mente la manera muy sutil en que la no-permanencia se impregna incluso en la alegría que sentimos. Incluso en medio de la alegría hay pérdida y decadencia. Esta alegría se desvanecerá al igual que como cualquier otra cosa. Nada en el tiempo y espacio, nada en el mundo dura ni puede ser adquirido realmente, cualquiera que sea el deseo nuestro por las cosas, ellas no son más que lo que son. Este sufrimiento incluye nuestra gran incapacidad de escaparle a la vejez, a la enfermedad y a la muerte. Puesto que no somos nuestros propios maestros en los niveles ordinarios así como en los sutiles, el sufrimiento es inherente a todos los aspectos de nuestra experiencia.

La causa y efecto que trasciende al mundo se relaciona con la tercera y la cuarta nobles verdades de la cesación del sufrimiento y del camino que conduce a la cesación del sufrimiento. La cesación es el estado en el que las causas y efectos mundanos son abandonados, no hay más acumulación de karma y por lo tanto se alcanza el nirvana. Uno está liberado del sufrimiento y el proceso de alcanzar este estado es el camino. Después daremos más detalles sobre la manera de practicar el camino.
Entonces, cuando el Buda giró la Rueda del Dharma, enseñó también que el camino de la liberación es el camino de ir desde los modos mundanos de actuar, pensar y hablar a los que trascienden al mundo. Y, luego de los tres giros de la Rueda del Drama (las tres exposiciones de las Cuatro Nobles Verdades) los cinco monjes mendicantes alcanzaron la liberación.

 

Karma y Retribución
Anteriormente dijimos que el sufrimiento tiene su origen en el karma; por lo tanto, todo el sufrimiento es retribución, y puede entenderse como retribución kármica o retribución resultante. La retribución kármica es el accionar de las causas y condiciones subyacentes que propulsan a la energía kármica. La retribución resultante es lo que experimentamos subjetivamente como un resultado de las fuerzas kármicas. La retribución resultante toma la apariencia de diferentes tipos de sufrimiento. En la próxima charla vamos a hablar de los diferentes tipos de sufrimiento, pero por ahora sólo quisiera reiterar que el sufrimiento tiene su origen en el karma.
¿Cómo se crea el karma? Básicamente, el karma es creado a través del funcionamiento de los seis órganos sensoriales del ojo, oído, nariz, lengua, cuerpo y mente. Estos órganos no son necesariamente la causa del sufrimiento; sino más bien es nuestro aprecio a ellos el que provoca sufrimiento. Los apreciamos porque a través de ellos tenemos una noción de nuestro propio cuerpo, al que nos aferramos y apegamos como si fuera perfecto, adorable y permanente; y sobre todo, porque que a través de ellos tenemos un sentido de identidad, un sentido del ego. Por ende, generamos pasiones que gobiernan nuestra conducta, poniendo en movimiento las fuerzas kármicas que nos propulsan al futuro.

La tercera noble verdad de la cesación del sufrimiento se refiere a la extinción de nuestras impurezas mentales (aflicciones) de los órganos sensoriales. Como dije, estos órganos no son la causa del problema. Las coloraciones que añadimos a nuestra experiencia, a través del aferramiento y apego, son la causa del sufrimiento. Por lo tanto, si los seis órganos sensoriales, contaminados por la mente del apego, pueden considerarse como el origen del sufrimiento, correspondientemente, la cesación del sufrimiento significa poner fin a dichas impurezas.
La cuarta noble verdad es el camino que conduce hacia la cesación del sufrimiento, conocido como el Noble Óctuplo Sendero. Mientras que este sendero y sus ocho aspectos parecen fáciles de comprender, son extremadamente complejos y extensivos. El sendero incluye la triple práctica de los preceptos (sila), la concentración meditativa (samadhi) y la sabiduría (prajna). También incluye muchas otras prácticas, tales como los cinco métodos de tranquilizar la mente y los cuatro fundamentos de la atención para desarrollar la meditación vipassana.

Conjuntamente con las Cuatro Nobles Verdades, también existen unas muy detalladas prácticas conocidas como los dieciséis aspectos de las Cuatro Nobles Verdades. Estos aspectos pueden utilizarse como objetos de meditación, comenzando con la conciencia de la respiración (calma) y procediendo al desarrollo de la conciencia meditativa (vipassana). Todos estos métodos conducen al camino de visualizar (despertar a) la naturaleza real.

 

Resumen
Hemos hablado de numerosas cosas: del giro de la Rueda del Dharma, de la dedicación al camino y de alcanzar el estado de arhat a través de la cesación. Hasta ahora, solamente hemos dado un breve resumen de las Cuatro Nobles Verdades. Sin embargo, al tiempo en que terminé de hablar de los tres giros, todos ustedes deberían de haberse convertido en aryas como los cinco monjes (Risas). Pero en el caso en que algunos de ustedes no hayan alcanzado la iluminación, y si la charla de hoy hubiese sido bastante atractiva, por favor, vuelvan el próximo domingo y hablaremos más detalladamente de las Cuatro Nobles Verdades. Espero describir las Cuatro Nobles Verdades como un grupo y revelar los diferentes niveles, capa tras capa, de sus sutiles implicaciones. Si dijera que los niveles se vuelven más profundos, podría espantarlos, así que sólo diré que voy a tratar de hacerlos más claros.

Ahora tenemos algo de tiempo para algunas preguntas.

Interrogador:
¿Cómo podemos aliviar el sufrimiento diario?

Shifu:
Experimentamos la vida cotidiana como una carga al cuerpo y a la mente que parecería provenir del medio ambiente, pero principalmente tiene su origen en nuestro propio cuerpo y mente. Esta carga es la realidad de la no-permanencia. Es debido a esta particular carga que sentimos y experimentamos, tomamos el sufrimiento como inherente a nuestras vidas. La felicidad es un alivio temporal de esta carga, luego del cual, el sentido de no-permanencia y sufrimiento reaparecen nuevamente.
Uno puede, sin embargo, experimentar la felicidad que está menos sujeta a la no-permanencia. Esta particular felicidad de que habla el Buda es la alegría del Dharma. Cuanto más practiquemos el Dharma, más felicidad tendremos. Si realmente nos dedicamos al Dharma hasta el punto de la completa liberación, seremos extremadamente felices, incluso eufóricos.

Interrogador:
En la vida cotidiana, encontramos a menudo el sufrimiento del enfermo, tal como un pariente con una enfermedad terminal que desea estar libre de su sufrimiento. ¿Cuál es la visión correcta para un budista que alcanza a comprender verdaderamente la esencia de las Cuatro Nobles Verdades? ¿Qué puede aliviar a un compañero pasando por dicho sufrimiento, cualquiera sea su causa?

Shifu:
Uno se dedica a las Cuatro Nobles Verdades por sí mismo; comprende el sufrimiento y el camino para salir del sufrimiento cuando éste se relaciona consigo mismo. Si una persona enferma todavía está consciente y receptiva, podría haber una oportunidad de ayudarla a practicar. No podemos implantar las Cuatro Nobles Verdades en otra persona, pero al menos podemos ayudarla a comprender algunos de los orígenes del sufrimiento y a empezar a practicar las Cuatro Nobles Verdades. Pero si esa persona no está receptiva o no es capaz de comprender, entonces las Cuatro Nobles Verdades no serán de ayuda alguna. Mientras podamos aliviar su dolor y demás, eso no es el fin del sufrimiento existencial o la liberación. El medicamento y otros métodos de alivio no significan la cesación del sufrimiento. Sólo a través de la dedicación a la práctica alguien puede ser liberado del sufrimiento descrito en las Cuatro Nobles Verdades.

Cuando un amigo estaba al borde de la muerte, yo intenté transmitirle algunas enseñanzas, pero esta persona estaba bastante agitada, en agonía y dolor, y no estaba receptiva. Puesto que esto no funcionaba, simplemente me senté al lado de mi amigo y empecé a recitar silenciosamente el nombre del Buda. Esto funciono hasta cierto punto debido a que mi presencia al lado de su cama y la estabilidad de mi mente quizás lo influenciaron directamente, de una manera no verbal, de modo que él fue capaz de calmarse gradualmente.

Si no es efectivo recitar el nombre del Buda, puedes tratar de meditar al lado de esa persona. Esto podría sonar exagerado pero puede ser efectivo. El prerrequisito es que estés realmente dedicado a la meditación, de modo que con una mente muy sutil y calmada, tu mente y la de la otra puedan lograr una respuesta mutua. Como resultado directo, esa persona podría calmarse. Pero si tu mente está dispersa o influenciada por el medio ambiente o por muchos pensamientos vagabundos, esto probablemente no funcionará.
Muchas gracias por sus preguntas. Les aliento a que vuelvan el próximo domingo... ¡o no estarán liberados! 
 

 

Capítulo II: La Naturaleza del Sufrimiento

La semana pasada hablamos del giro de la Rueda del Dharma en el Parque de los Ciervos, en el que el Buda dio su primera enseñanza de las Cuatro Nobles Verdades a los cinco monjes ascéticos. Hablamos de los significados básicos de las cuatro verdades, y del camino que aleja del sufrimiento a la liberación. Vamos a continuar examinando la primera noble verdad y la naturaleza del sufrimiento, capa sobre capa, esperando encontrar tanto aclaración como significados más profundos.

Hay varios métodos que yo podría adoptar para compartir con ustedes el conocimiento de las Cuatro Nobles Verdades. Efectivamente muchas tradiciones del Budismo pueden revelar su profundidad pero en cuanto a mis fuentes, dependo de las escrituras tempranas, tales como los nikayas, los sutras tempranos en pali también conocidos como los agamas, y del sastra en sánscrito llamado Abhidharmakosha (El Tratado sobre el Conocimiento del Beneficio). Otros métodos incluyen aquellos del Madhyamika (Camino Medio) y el Yogacara (Sólo Mente), dos escuelas de pensamiento indias muy dominantes que eran muy autorizadas en sus explicaciones de las Cuatro Nobles Verdades. En el Budismo Chino, además de las líneas de Chan, Linji y Caodong (Zen: Rinzai y Soto), había tradiciones de Tientai y Huayan, cada una con su propia manera de explicar las Cuatro Nobles Verdades. Por consiguiente, con esto en mente, comentaré fundamentalmente desde el punto de vista de lo anterior, la tradición budista más fundamental.

Tres Aspectos del Sufrimiento
La primera noble verdad es la verdad de la existencia del sufrimiento. El Buda enseñó que el sufrimiento debería verse desde tres aspectos: el primero es el sufrimiento del sufrimiento, el segundo, el sufrimiento del cambio, y tercero el sufrimiento penetrante de los cinco skandhas, de los que hablaré más tarde.

El Sufrimiento del Sufrimiento
El sufrimiento del sufrimiento es el sufrimiento ordinario que podemos sentir en el cuerpo y en la mente. Los ejemplos del sufrimiento del sufrimiento serían la incomodidad de la enfermedad, o estar separado de los seres queridos. Todo el mundo puede reconocer estos tipos de sufrimiento. Pero en un nivel mucho más fundamental, el sufrimiento del sufrimiento significa que no somos libres e independientes. Estamos continuamente bajo la influencia y el condicionamiento de otras fuerzas, del ambiente externo a las experiencias y del funcionamiento de nuestros propios cuerpos y mentes. Todas estas condiciones son “dominadas por otros poderes” porque todas las causas y condiciones que constituyen un momento particular dependen de otras cosas que ocurren en el ambiente o en nuestro propio cuerpo. Esto es llamado “surgimiento condicionado” o “derivación dependiente.” En un nivel más profundo incluso, no estamos en control de nuestros pensamientos y mentes. Esta incapacidad de controlar nuestro propio ser significa sufrimiento. Cuando reflexionamos profundamente sobre nosotros mismos vemos que tenemos nuestros propios puntos de vista de las cosas así como nuestras propias perspectivas. Hasta este punto puede parecer que tenemos el control de nuestras mentes. Pero cuando examinamos más detenidamente nuestros procesos de pensamiento muy a menudo el pensamiento previo y el pensamiento posterior se contradicen uno al otro. En chino esto es llamado “la batalla entre seres celestiales y humanos,” el conflicto entre la mente racional y nuestras sensaciones. Cuando sabemos que cierta acción es correcta, nuestras sensaciones podrían ser lo opuesto – lo que pensamos y lo que sentimos podrían estar en conflicto. Pensamos que tenemos una cierta personalidad y ciertos rasgos pero cuando examinamos más detalladamente, parece que tenemos personalidades múltiples y de que de hecho somos casi esquizofrénicos. Pensamos de una manera, y actuamos de otra. En diferentes situaciones, tenemos personalidades completamente diferentes. Este conflicto entre diferentes maneras de ser en la misma persona puede causar mucho sufrimiento. Podemos tratar de utilizar nuestros poderes mentales y físicos para mantenernos confortables y sanos, pero con el paso del tiempo comprendemos que nuestro cuerpo está experimentando cambios, está envejeciendo y es susceptible a enfermedad. Si nuestro propio cuerpo no nos escucha, ¿cuánto control tenemos realmente sobre él? Si tú eres jefe o maestro podrías pensar que tienes control sobre otras personas, pero hay límites, no importa cuánto deseemos manipular a los demás. Al final, no hay nadie excepto en ti mismo, en quien puedas confiar. Estás sólo. Y esta incapacidad de tener el control y de sentirse a gusto en el ambiente es también una fuente de sufrimiento. Las personas quieren depender de alguien más que de ellas mismas. Algunos discípulos míos tienen una fuerte dependencia de mí al grado de decir: “Shifu, tiene que cuidar su salud. ¿Cómo podemos sentirnos confiados si usted no está cerca?” Y aquí me tienen pensando para mis adentros: “Ni yo mismo puedo depender de mí y ahora ustedes vienen a querer depender de mí.” (Risas). Así pues, les pido no depender de mí sino del Dharma, ya que es el Dharma de lo que yo mismo dependo. Hoy estoy aquí, pero podría morir mañana. De manera que aliento a todos ustedes a depender también del Dharma, a estar centrados en el Dharma.

Sufrimiento del Cambio
El segundo aspecto del sufrimiento es el sufrimiento del cambio. El rasgo dominante de la existencia es el flujo constante. El Libro Chino de los Cambios, el I-Ching, dice que todas las cosas están constantemente en el estado de cambio. En contraste, el Budismo dice que las cosas aparecen y desaparecen simultáneamente – en medio del nacimiento hay creación y extinción. No es que después del nacimiento empiece el proceso de la muerte, sino que en medio del nacimiento hay muerte. En medio de la creación hay extinción; en medio de la extinción hay nacimiento. Lo único constante es el cambio – la transitoriedad. Podemos considerar la transitoriedad de maneras que corresponden a los tres aspectos del sufrimiento. El primero es la transitoriedad relacionada con la experiencia directa del individuo, de nacimiento, vida y muerte. El segundo es la transitoriedad respecto al sufrimiento acompañado del constante cambio, como una realidad de la existencia. El tercero es la impermanencia respecto al surgimiento condicionado y extinción de todos los fenómenos. Si podemos comprender estas dimensiones de transitoriedad en el sufrimiento, podemos también reconocer la verdad de la vacuidad y del no-yo.

El carácter chino “hua” significa “sufrimiento del cambio” pero también tiene el matiz de “destructible.” Algo aquí hoy podría no estar alrededor nuestro mañana. Esto es así incluso con el funcionamiento de nuestras mentes momento a momento. Un pensamiento conduce al siguiente pensamiento tras otro pensamiento, en flujo constante. Esto es el significado del “sufrimiento del cambio.”

Podría parecer que en la vida hemos alcanzado ciertos resultados o metas, pero éstos también están cambiando constantemente. Al final, no hay tal cosa como un resultado objetivo o meta que se haya alcanzado verdaderamente, puesto que a cualquiera que sea le faltará permanencia. Más bien, necesitamos comprender que el mundo es un proceso que nunca termina, sin comienzo ni final. Cuando miramos nuestros logros desde esta perspectivas, vemos que los frutos de nuestros esfuerzos son por sí mismos el producto del cambio. Algo tenía que cambiar para llegar desde nuestro punto de partida hasta donde estamos ahora. Cuando al final alcanzamos lo que deseamos, ¿por qué el proceso de cambio debería detenerse repentinamente? Por esta razón, no deberíamos poner tanto esfuerzo en aferrarnos a nuestros logros como algo que se incrusta para siempre en la roca. El éxito no es algo para considerarse como una realidad fija o estable para siempre, y puede ser muy efímero.

Me encontré con un hombre que recientemente había llegado a ser profesor. Yo le dije: “Felicidades por convertirse en profesor.” Esto es lo que había logrado, lo que había planeado para su vida. Después le dije: “Que pena que algún día debas retirate o que incluso pudieran despedirte” (Risas). Yo no estaba tratando de echar un jarro de agua fría a sus logros; estaba tratando de alentarlo a obtener una comprensión más profunda de la realidad de la existencia – que las cosas cambian y nada es permanente. De modo que les aliento a ustedes a alcanzar un nivel más profundo de comprensión sobre su propia vida y la realidad del mundo, puesto que con esta sabiduría penetrante, pueden empezar a liberarse del sufrimiento del cambio, del sufrimiento de la transitoriedad.

El Sufrimiento Penetrante

El tercer aspecto del sufrimiento, el sufrimiento penetrante, tiene un doble significado. El primero, significa que todos los seres experimentan sufrimiento – que nadie puede evitarlo. El segundo significado está relacionado con el cuarto skandha de volición. Para explicarlo primero necesitaré hablar de los cinco skandhas como una totalidad. El Budismo enseña que el ser humano está compuesto por cinco agregados o skandhas. Como todas las formas de la existencia los cinco agregados son caracterizados por dos realidades fundamentales – viniendo a la existencia (creación) y cambio (extinción). Otra vez esto señala la transitoriedad como el hilo común en los tres aspectos del sufrimiento. Sin embargo, incluso esto es sólo un nivel ordinario de entendimiento. El sufrimiento penetrante también se refiere a una corriente subyacente de conciencia en que el sufrimiento y el deseo pueden cambiarse inmediatamente a odio y repulsión. Es un tipo muy sutil de sufrimiento psicológico.

El primer agregado es la forma, refiriéndose a los aspectos material o físico de nuestro cuerpo. Los demás cuatro agregados son mentales, y dentro de estos hay divisiones más sutiles. El segundo agregado es la sensación. El tercero es la percepción, pero también puedes llamarla concepción. El cuarto es la volición, que como he mencionado, desempeña un papel clave en el sufrimiento penetrante. El último agregado es la conciencia. La sensación y la percepción también pueden entenderse en términos del proceso de la mente. La “mente” es un término muy general, pero desde la perspectiva de la psicología budista vemos dos cosas diferentes en esta mente: la mente discriminada o primaria y los fenómenos mentales. La mente discriminada es como un emperador que controla a sus generales, soldados, y etcétera. El segundo y tercer agregados, la sensación y la percepción, son una parte de esta mente del emperador, y estos dos pueden subdividirse en tantos como 175 diferentes estados mentales.

La mente discriminada contiene – podría decir que posee – sus estados mentales, tales como codicia, envidia, alegría, placer – una tropa entera de pensamientos tanto negativos como positivos. Como tal, la mente y sus estados se refuerzan mutuamente uno a otro. Los estados mentales no son la mente; son sólo los soldados ejecutando las ordenes de la mente, esperando mantener a la una  y perpetuar a los otros. Mientras la volición es también un agregado mental junto con la sensación y la percepción, trabaja en un nivel mucho más sutil. Siendo el agregado que conduce a la acción, la volición asegura que todos los seres vivientes están continuamente en un estado de movimiento y surgimiento. Por esta razón, no pueden escapar de la forma más sutil del sufrimiento penetrante.

El sufrimiento impregna los tres reinos de existencia que forman el samsara: el reino del deseo, el reino de la forma, y el reino de la no-forma. Esto es así porque estos reinos son caracterizados por el apego, sea sutil o basto. Toma a alguien de gran realización cuya conciencia altamente refinada está libre de los apegos más bastos de codicia, odio, celos, y otras discriminaciones más bajas. Dicha persona ha alcanzado el samadhi de “ni conceptualización ni no-concepturalización” – el samadhi de la conciencia infinita. En este estado tan alto uno está libre del sufrimiento del sufrimiento y del sufrimiento de la transitoriedad, pero está todavía está sujeto al sufrimiento penetrante.

Los tres reinos son las dimensiones de existencia donde los seres residen dependiendo del nivel de su conciencia. Los seres no están libres del sufrimiento hasta que transcienden los tres reinos. En el reino del deseo, donde existen los seres humanos, tenemos  los tres niveles de sufrimiento. Incluso si uno permanece en un profundo samadhi donde está libre del sufrimiento de la transitoriedad, ese individuo regresa al mundo de aflicción cuando sale del samadhi. Por esta razón, no importa cuán refinado sea el nivel de la conciencia; mientras haya apego el individuo experimentará el sufrimiento penetrante.

El Buda habló de los ocho tipos de sufrimiento que soportan los seres humanos: nacimiento, vejez, enfermedad, muerte, separación de los seres queridos, enfrentamiento con los enemigos, incapacidad de alcanzar lo que uno busca y, por último, el sufrimiento de los cinco agregados. De estos ocho tipos de sufrimiento, los primeros siete están contenidos en los cinco skandhas. Esto es llamado el “sufrimiento ininterrumpido de los cinco skandhas,” lo cual significa que de un momento a otro, el sufrimiento penetrante es renovado por la existencia de los agregados.

De acuerdo a los agamas y el Abhidharma Kosha hay otra dimensión de significado de los cinco skandhas, a saber, el aferramiento. El aferramiento surge cuando una facultad sensorial interactúa con un objeto sensorial, creando apego, y por consiguiente, sufrimiento. Este aferramiento después de la experiencia sensorial asegura la continuación de los cinco skandhas vida tras vida. Los objetos del aferramiento no sólo son deseos, sino también odio e ilusión. En términos sencillos, el aferramiento provoca sufrimiento y a su vez, el sufrimiento causa la continuación de los cinco agregados a través de los  renacimientos. Sobre esta base nos aferramos a los venenos, codicia, odio e ignorancia que nos propulsan a renacer en el futuro. Entonces, a causa de los cinco skandhas, ocasionamos aflicciones nuevamente. De manera que las aflicciones dan origen a los cinco skandhas, y los skandhas ocasionan aflicciones. Son inseparables, produciendose mutuamente los unos a los otros.

Al resumir sobre los cinco skandhas, podemos decir que impregnan los tres reinos de existencia, que no hay sufrimiento además de ellos. Pero el Budismo también dice que a través de la práctica del Budadharma podemos liberarnos de la fuente de nuestro sufrimiento – los cinco agregados.

La Lección del Sutra del Corazón

El Sutra del Corazón lo expone muy claramente: “El Bodhisattva Avalokitesvara, mientras practicaba el profundo prajnaparamita, vio que todos los cinco skandhas son vacíos y por lo tanto trascendió todo sufrimiento.” El argumento real del camino budista no es sólo comprender el sufrimiento, sino también ver la vacuidad del mismo. Podemos emplear las enseñanzas de los cinco skandhas para aclarar las diferentes dimensiones del sufrimiento, para comprender la naturaleza vacía de los skandhas, y por consiguiente transcender nuestro propio sufrimiento.

Cuando percibimos los cinco skandhas de la misma manera que el Bodhisattva Avalokitesvara, simultáneamente, hay liberación. Esto es debido a que al ver la verdadera naturaleza de nuestra existencia, vemos que simultáneamente representa sufrimiento, transitoriedad, vacuidad, y la ausencia del yo. ¿Cuál es la relación entre estos cuatro? Primero, hay transitoriedad. Cuando uno no capta la verdadera esencia de la realidad de la transitoriedad hay sufrimiento. Al empezar por el sufrimiento, uno piensa que hay un “yo” experimentando sufrimiento. Pero para Avalokitesvara, la naturaleza del sufrimiento fue revelada de una manera triple. Es transitoria, vacía, y ausente de sí misma, sin sufrimiento. ¿Cuál es la razón? La razón es que a través de desarrollar un entendimiento profundo penetrante en la práctica del Budadharma, uno se libera del  sufrimiento. A través del entendimiento profundo del funcionamiento de la transitoriedad , llegamos a reconocer la ausencia del yo. De esta manera Avalokitesvara percibió la transitoriedad  y la vacuidad, y a través de la vacuidad, comprendió que no existe un yo. Pero con un punto de vista engañoso solamente experimentamos el sufrimiento como algo muy real, permanente y “nuestro.” Y debido a nuestro aferramiento y a nuestros apegos no podemos escapar.

Resumen
De modo que, ¿para qué sirve todo esto de hablar del sufrimiento y el camino para liberarse del sufrimiento? Ahora que saben qué es el sufrimiento, espero que el conocimiento pueda ayudarles. Espero también que logren tener un entendimiento de los tres sellos del Dharma – sufrimiento, transitoriedad y no-yo. Pero en mi experiencia está el hecho de que muchos discípulos y alumnos, tanto laicos como monásticos, han escuchado todo esto una y otra vez, y sin embargo, siguen experimentando sufrimiento. A menudo escucho sus quejas y les pregunto: “¿Por qué no prácticas el Budadharma?” Y dicen: ¿Práctica? Pues yo sé todo de la práctica. Sé del sufrimiento, sé de la transitoriedad, y sé de la vacuidad, y sé del no-yo. A pesar de todo esto, todavía estoy enfadado e irritado.” Esta es en realidad la situación de la mayoría de las personas. Descubrimos que sabemos todas estas cosas pero no podemos menos que estar enojados. ¿Por qué? Debido a que nuestra ignorancia fundamental no se ha erradicado de raíz. Todavía estamos controlados por la codicia, el odio, y la ilusión, de manera que todavía experimentamos sufrimiento. Sabemos que somos ignorantes, sin embargo, somos persistentes en nuestra ignorancia, y eso es la verdadera ignorancia.

Al ver que todos ustedes vienen aquí para escucharme hablar del sufrimiento me hace sentir muy feliz, y estando tan feliz, me entusiasmé hablando del sufrimiento, sufrimiento, sufrimiento. Esto significa que con su permiso, la semana próxima tendré que continuar hablando de las Cuatro Nobles Verdades. Aunque nuestro tema es el sufrimiento, estoy feliz de hablar de ello. Y hay más cosas maravillosas para continuar, tales como el origen del sufrimiento, la cesación del sufrimiento y, finalmente, el camino que conduce a la cesación del sufrimiento. Esto me hará sentir muy feliz. 
 

 

Capítulo III: El Origen del Sufrimiento

En la primera de estas charlas, dimos una explicación general de las Cuatro Nobles Verdades. En la segunda charla, examinamos en profundidad la primera noble verdad (la verdad del sufrimiento). Hoy quisiera hablar de la segunda noble verdad, la verdad del origen del sufrimiento.
Muy a menudo nos encontramos en situaciones difíciles y le echamos la culpa a los demás de nuestros problemas. A veces, incluso le echamos la culpa a Dios o a otras deidades de nuestras dificultades. Hay un dicho chino que dice: “Los cielos no tienen ojos,” lo cual significa que las deidades no están cuidando de nosotros. Algunos budistas podrían incluso echarle culpa al Buda, en quien han tomado refugio. Por consiguiente, a menos que prestemos mucha atención a lo que está sucediendo en nuestras vidas, será muy fácil el echarles la culpa a los demás de nuestras tribulaciones. Deberíamos, sobre todo, prestar mucha atención al sufrimiento en nuestras propias vidas y a cómo se origina ese sufrimiento. Necesitamos comprender el verdadero origen de nuestro sufrimiento.

Con el origen del sufrimiento, nos referimos a aquello que está causando las experiencias de nuestra vida en el presente. Cualquier cosa que experimentemos en este mismo momento es el resultado del karma. En el sentido más simple, karma significa acción; por consiguiente, karma es el resultado de lo que hemos hecho en el pasado. De manera que, cuando hablamos del karma, estamos hablando de causas y consecuencias. Los efectos del karma no sólo están relacionados con esta vida presente, que es muy corta, sino también con las incontables vidas pasadas y futuras. De manera que cuando entendemos verdaderamente el sufrimiento como el resultado de causas sembradas en las vidas previas, obtendremos una perspectiva más amplia de dónde estamos parados en relación con nuestras experiencias. Comprenderemos también cómo las acciones de esta vida influenciarán en el sufrimiento futuro.

El funcionamiento del karma no siempre causa sufrimiento evidente. En nuestras propias vidas, podemos testificar de numerosos momentos felices o de buena fortuna. A veces, incluso podemos sentirnos bendecidos. Sin embargo, cuando nos sentimos bendecidos, cuando tenemos éxito, cuando todas las cosas están yendo como queremos, nos volvemos arrogantes y engreídos. Podríamos pensar: “Yo he trabajado duro para generar mi propio éxito. Debería estar orgulloso y sentirme bien acerca de ello.” Sin embargo, cuando las cosas se vuelven en contra nuestra, cuando la buena fortuna se va, podríamos comenzar a echarles la culpa de nuestra desgracia a los demás o a los eventos externos.
Este tipo de pensamiento muestra que realmente no comprendemos verdaderamente el funcionamiento del karma. Si lo hiciéramos, nuestro punto de vista sobre nuestra situación en el mundo sería menos miope y se extendería más allá de esta presente vida. Veríamos que el éxito, las bendiciones y la buena fortuna son debidos al karma que ha sido creado durante un tiempo inmensurable en el pasado. Comprenderíamos que nosotros no somos el único factor, sino solamente uno de entre muchos factores que son responsables de nuestra buena suerte. Del mismo modo, deberíamos comprender que las dificultades y tribulaciones en nuestras vidas son también debido a las acciones en las vidas pasadas. Aquellos que tengan este punto de vista más amplio del mundo, estarán menos sujetos al sufrimiento, estarán liberados de la presunción, de la arrogancia y de las quejas. Comprenderán que cualquier cosa que experimenten en este momento es el resultado de las acciones que tuvieron lugar en esta vida y en las vidas pasadas. Cuando lo comprendemos, no hay necesidad de estar tan orgullosos o tan desesperados por cualquiera que sea nuestra situación. Este tipo de comprensión es útil porque nos libera de las actitudes negativas que pueden ser la causa de la creación del futuro karma y sufrimiento.

El Funcionamiento del Karma
¿Cómo se genera el karma y cómo se manifiesta en nuestra vida? El carácter chino “chi” que significa el “origen del sufrimiento” también tiene el matiz de “acumulación.” Entonces, el origen significa “fuente” y “acumulación.” Ya comprendemos que la fuente es el karma, pero, ¿qué es la acumulación? Para que se manifieste el karma, otros factores deben entrar en acción. Estos factores son las “causas y condiciones” que son creadas por nuestras aflicciones (klesas) y luego conducen a la acumulación. Por consiguiente, la acumulación se refiere a las aflicciones y al karma generado por las aflicciones. La principal causa del sufrimiento es el karma, pero éste debe venir acompañado de la acumulación de causas y condiciones para manifestarse en el momento presente. Los factores que hacen madurar o manifestar el karma son las aflicciones, nuestras tribulaciones emocionales. Con la acumulación de la causa (karma) y las condiciones (klesas) funcionando conjuntamente, tenemos un punto de vista más completo del origen del sufrimiento. Estos dos se incluyen y se aumentan mutuamente el uno al otro, creando repercusiones que finalmente vienen a la existencia. Este es un punto de vista más sutil y más próximo acerca del origen del sufrimiento.
Voy a postergar hasta más tarde una explicación más detallada acerca de los klesas. En primer lugar, asegurémonos de comprender el origen de nuestro sufrimiento. Tenemos dos causas interrelacionadas del sufrimiento: una es el karma y la otra son los klesas (que se convierten en un efecto cuando maduran a causa de innumerables aflicciones). Nuestra experiencia en el presente no está desprovista de causas; tiene sus orígenes y está siendo manifestada en el ahora a través del condicionamiento. ¿Por qué estas dos vienen juntas en primer lugar para causar todo nuestro sufrimiento? Para contestar a esta pregunta, necesitamos hablar de la intención. 

El karma y la Intención
Con un entendimiento general del karma, ahora podemos revelar otro nivel más sutil del karma. Cuando actuamos, esa acción está normalmente acompañada de intención. De acuerdo a los sutras budistas, karma es, de hecho, la intención en el sentido del dinamismo que propulsan los efectos de una acción particular a madurarse en el futuro.

Hay karma-como-intención y karma-como-intención-manifestada. El karma-como-intención es el funcionamiento de nuestra mente antes de involucrarnos en una acción. Por ejemplo, es karma-como-intención cuando pensamos en hacer algo bueno o malo, pero nos abstenemos de llevarlo a cabo. El karma-como-intención-manifestada significa que, después de tener una buena o mala intención, actúas acorde a ella. A menudo, las personas parecen no estar claramente conscientes cuando están haciendo algo bueno o malo. Incluso no pueden siquiera distinguir entre lo bueno y lo malo, ni mencionar el que comprendan que lo están haciendo realmente. Pero cuando hablamos del karma-como-intención-manifestada, nos referimos a que uno claramente comprende lo que está haciendo, sea bueno o malo.

¿Cómo se manifiesta el karma?
En relación a cómo se manifiesta en nuestras vidas, hay cuatro tipos del karma. El primero es el karma que está madurando y que rinde frutos; el siguiente es el karma resultante; después está el karma remanente o karma que todavía no ha concluido; y, finalmente está el karma simultáneo, en el que el resultado tiene lugar de forma inmediata conjuntamente con la acción. ¿Dónde nos situamos en relación con estas dimensiones del karma? En cualquier momento dado de nuestra vida, no estamos realmente seguros, por ejemplo, si estamos experimentando el karma resultante. No estamos seguros hasta qué punto estamos creando nuevo karma, si nuestras acciones tienen algún resultado o residuo perdurable, ni si comprendemos el karma simultáneo. No voy a intentar examinar a fondo todos estos cuatro tipos del karma, pero para nuestro propósito de hoy, el karma que rinde frutos es lo más importante.

Ahora vamos a hablar del karma que rinde frutos, o la madurez del karma. Con el karma-como-intención, el karma creado no es tan grande como el karma que se crea al llevar a cabo realmente la acción. Por otro lado, una vez que nuestro pensamiento se convierte en karma-como-intención-manifestada, las repercusiones en el mundo real serán más grandes y la retribución kármica de esa acción también será más grande. La “retribución” en relación con el karma, contiene un significado neutro y depende de los tipos de causas y de los tipos de resultados.

El karma puede madurar de tres maneras: a través del pensamiento, a través del habla y a través de la acción. El karma-como-intención que no madura en karma-como-intención-manifestada es el “karma oculto,” puesto que solamente existe en nuestra mente. Opuesto a esto está el “karma manifestado,” que se refiere al karma-como-intención más el habla y/o la acción. Relacionando esto con la intención, vemos que el karma puede madurar como intención solamente; como intención más habla y como intención más acción.

¿El mero pensamiento de matar a alguien crea mal karma? Cuando comprendes el karma como causa y efecto, verás que incluso los pensamientos efectivamente acumulan karma. Simplemente a través de albergar la idea de matar a alguien, pones en movimiento una relación causal con las repercusiones. Estos tipos de pensamientos constituyen nuestra vida mental, y, si hay suficiente acumulación, pueden manifestarse en el habla o en la acción. En los sutras el Buda dice que en el mundo del samsara no hay acción o incluso pensamiento en surgimiento que estén excluidos de crear karma. Cualquier cosa que hagan o piensen los seres sensibles está centrada en el apego al ‘yo’, y, a causa de esto, continúan creando karma. Por consiguiente, cuando tenemos incluso pensamientos de matar, como practicantes budistas deberíamos generar un sentido de contrición y practicar el arrepentimiento.

Hablando en términos generales, cuando uno se dedica a las acciones negativas (la causa), cosechará resultados negativos (el efecto). Esto es el resultado causal del karma malo. Correspondientemente, cuando uno se dedica a las acciones virtuosas, cosechará resultados virtuosos. Este es el resultado causal del karma virtuoso. Hay otro tipo del karma que no es ni bueno ni malo, y voy a llegar a eso más tarde. Hablando en términos generales, el karma puede ser bueno, malo o neutro.
Con el karma neutro, el factor determinante es el estado de la mente mientras está dedicándose a dichas acciones, si hay inclinaciones sutiles hacia lo bueno o hacia lo malo. Todavía habrá retribución inclinada hacia lo bueno o hacia lo mano, pero será suave. Sin embargo, hay acciones kármicas genuinamente neutras, sin remanente bueno ni malo, y la retribución resultante no será ni buena ni mala.

Dependiendo de su karma, los seres sensibles pueden renacer en uno de los seis modos o reinos de existencia. Un ser sensible que se dedica a las buenas acciones, recibirá retribución de renacer en uno de los tres reinos superiores (el reino humano, o uno de los dos reinos celestiales). Un ser sensible que se dedica a las malas acciones, recibirá la retribución de renacer en uno de los tres reinos inferiores (el reino de los animales, el reino de los espíritus hambrientos, o, más severamente, el reino del infierno.) Por consiguiente, nuestro karma acumulado determina en cuál de los seis reinos y qué forma se tomará en el próximo renacimiento.
Aún se hace otra doble división de acuerdo a la práctica del camino: el karma con aflicciones y el karma puro. El karma con aflicciones incluye el karma bueno, malo y neutro, y es el origen del sufrimiento. El karma puro es creado por la práctica del Budadharma, el camino que conduce a la cesación del sufrimiento. Dedicándose al karma puro, uno puede liberarse del origen del sufrimiento.

Los Klesas
Anteriormente hablamos del karma y de las aflicciones acumuladas como causas y condiciones para provocar nuestro sufrimiento. Esto es lo que el Buda significó con el origen del sufrimiento. Nuestras aflicciones emocionales son realmente los agentes de maduración para el karma, ya sea karma bueno, malo o neutro. Cualquier cosa que nos impulse a continuar en el ciclo de existencia es considerada el origen del sufrimiento. Un ser sensible completamente libre de las tribulaciones o aflicciones mentales no originará sufrimiento. Por consiguiente, el camino de salida del sufrimiento es la terminación de los klesas.

Es crucial comprender el papel emocional de las aflicciones en crear karma. De estas, la más importante es avidya, o la ignorancia fundamental. En chino avidya es traducido como dos caracteres que significan “no luminoso” o “no claro,” refiriéndose a la luminosidad y la claridad de la mente de sabiduría. Sin esta mente de sabiduría, uno permanece en la oscuridad (un tipo de ignorancia innata o fundamental que gobierna nuestro modo de ser). Una vez que comprendemos verdaderamente cómo las fuerzas auxiliares de los klesas maduran nuestro karma, se hace posible cambiar estas condiciones para terminar con el sufrimiento. Entonces, será menos probable que el karma madure en efectos.

Hay seis aflicciones de raíz, o klesas, que se ramifican en otros innumerables factores mentales negativos. Dos de los más dominantes son la codicia y el odio. De la codicia crece el deseo, la avaricia, el aferramiento y el apego. El odio tiene innumerables descendientes tales como la aversión, la ira y los celos. La codicia y el odio son como los maestros criminales con sus gángsteres. Para acabar con la banda, es mejor ir directamente al nivel más alto. Una vez que te deshaces del jefe, los subordinados se dispersarán y se desbaratarán. Una vez que cortamos las raíces, las ramas se marchitan.

Las seis aflicciones de raíz se dividen en las cinco aflicciones emocionales: ignorancia, codicia, odio, orgullo y duda; con la sexta siendo la aflicción de los puntos de vista incorrectos. Los puntos de vista incorrectos son los puntos de vista del mundo que hemos sostenido desde el tiempo sin comienzo. De hecho, incluso podrías decir que todas las seis aflicciones son puntos de vista incorrectos. Las seis son las consecuencias de lo que hemos hecho en el pasado con una diferencia: La aflicción emocional es la acumulación de todas nuestras acciones pasadas, emociones, etcétera, mientras que la aflicción de los puntos de vista incluye todo el karma que hemos creado además de lo que hemos aprendido en esta vida presente (los diferentes puntos de vista y perspectivas que sostenemos).

Cuatro Caminos hacia la Realización
Relacionados con las aflicciones emocionales y con las aflicciones de punto de vista, están los cuatro caminos hacia la realización. Está el camino de la acumulación, el camino de la visión, el camino de la práctica y el camino de la realización.

El camino de la acumulación es el reconocer las aflicciones; es decir, comprender la verdad del origen del sufrimiento. El camino de la visión es el comprender que las causas y condiciones están vacías del ‘yo’ (viendo la verdad de la vacuidad por la primera vez). En el momento en que uno comprende el camino de la visión, sus aflicciones de la visión se terminan y logra los puntos de vista correctos de la realidad. Dicha persona ha visto la verdad, pero todavía no ha logrado la perfección. Él o ella continuarán practicando de manera que las restantes aflicciones emocionales, profundamente arraigadas, puedan ser vencidas en el camino de la práctica. La visión de la naturaleza de la realidad es solamente el comienzo de la práctica, que consiste en vencer las propias aflicciones emocionales, una tras otra, hasta alcanzar el camino de la realización. En ese momento, el ser completo está en armonía y en concordancia con la naturaleza de la realidad, libre de los seis tipos de aflicciones.
Por consiguiente, el orden es el empezar por el camino de la acumulación como personas ordinarias y con aflicciones. Cuando alcanzamos la realización y vemos la vacuidad, estamos en el camino de la visión. Al entrar en el camino de la práctica, vencemos y terminamos con las aflicciones una tras otra. Cuando nuestra práctica culmina en la completa realización, este es el camino de la realización como un arhat. En la escuela Mahayana, la completa realización del Buda significa que se han terminado todas las aflicciones.
A no ser que sigamos el camino de la práctica y cortemos las seis aflicciones de raíz, seremos impulsados a los futuros ciclos de sufrimiento. Para comprender el desafío, vamos a hablar de las aflicciones secundarias que crecen descontroladamente como ramas de las aflicciones de raíz. El Buda habló de las 84.000 aflicciones y de las 84.000 prácticas del Dharma para cortarlas. Mientras existan estas 84.000 aflicciones, tendremos 84.000 obstrucciones para vencer antes de que percibamos la verdadera naturaleza de la realidad. ¿Cómo terminar con estas 84.000 aflicciones? Francamente, eso sería un inmenso y enorme esfuerzo. Pero como dije antes, no deberíamos preocuparnos por las ramas. Tan sólo llegar a las raíces. Cortar las 6 aflicciones de raíz y las demás 83.994, al final, se marchitarán y morirán por sí mismas.

Anteriormente dijimos que el karma-como-intención era menos severo que el karma-como-intención-manifestada. Si pensamos algo pero no actuamos sobre ello, eso trae menos consecuencias para la retribución. Como analogía, piensen en una olla de agua sobre la cocina, e imaginen que el agua consiste en karma-como-intención. Ahora, imaginen que encendemos una llama bajo la olla. Piensen en la llama como nuestras incontables aflicciones. Finalmente, la llama caliente de nuestras aflicciones hará que el agua (karma-como-intención) hierva en habla o acción (karma-como-intención-manifestada) con consecuencias futuras. Puedes ver con esta analogía que, si apagamos la llama de aflicción, eliminaremos los medios a través de los cuales son creados los futuros ciclos del karma y del sufrimiento. Con este entendimiento, podemos ver que el propósito de practicar el Budadharma es el cortar la aflicción, y, por lo tanto, terminar con el sufrimiento.

En nuestra primera charla sobre las Cuatro Nobles Verdades, hablamos de los doce enlaces del surgimiento condicionado. Los doce enlaces son etapas en el ciclo de nacimientos y muertes (samsara), que determinan el surgimiento condicionado, una etapa conduce a la siguiente. Uno de esos enlaces es la existencia (la venida a la existencia del individuo). En la cadena de doce eslabones, el primer eslabón, la ignorancia fundamental, conduce al apego y así sucesivamente. Eventualmente, esto ocasiona el decimoprimero eslabón, nuestra venida a la existencia como un nuevo ciclo de nacimiento y muerte. La existencia, o la existencia de las vidas futuras, tiene dos cualidades: la de “fluir con aflicciones” y la de “acumulación de sufrimiento.” A través de estas dos fuerzas impulsamos nuestro propio ser hacia los futuros ciclos de nacimiento y muerte.
En primer lugar, hay flujo y acumulación en concordancia con nuestra mente (el reino interno). El funcionamiento interno de nuestra propia mente nos impulsa hacia nuestro futuro sufrimiento y hacia el surgimiento continuo de aflicciones. También hay flujo y acumulación en concordancia con el mundo (el reino externo). En la conferencia anterior hablamos de la mente primaria y de sus objetos mentales (la mente-emperador y todos sus subordinados que llevan a cabo sus órdenes). Estos factores mentales se refieren a la codicia, el odio, la ignorancia y todas las demás aflicciones de raíz y las ramificaciones. Cuando estas aflicciones entran en contacto con el reino externo a través de la mente primaria, generan más aflicciones y sufrimiento. El flujo y la acumulación pueden tener lugar tanto internamente, a través de nuestras propias aflicciones mentales, como externamente, a través de nuestra mente entrando en contacto con el mundo externo y respondiendo a éste. Esto es el origen del sufrimiento.

Resumen
Las Cuatro Nobles Verdades son muy complejas, difíciles de comprender y difíciles de hablar sobre ellas. Durante tres domingos consecutivos hemos hablado solamente del sufrimiento y del origen del sufrimiento. Sin embargo, todavía tenemos que hablar de la tercera verdad, la cesación del sufrimiento, y de la cuarta verdad, el camino que conduce a la cesación del sufrimiento. Cuando termine, creo que obtendrán un completo entendimiento del meollo del Budadharma, ya que las Cuatro Nobles Verdades incorporan todos los aspectos del Dharma. Podemos emplearlas como los fundamentos para comprender lo que enseñó el Buda, y podemos utilizarlas en nuestra práctica.

Aunque traten sobre el sufrimiento, siempre estoy contento de hablar sobre las Cuatro Nobles Verdades, porque también nos muestran el camino que conduce a la cesación del sufrimiento. Si todos ustedes aún están interesados por el camino que conduce a la cesación del sufrimiento, continuaremos la semana que viene. Gracias.

 

Capítulo IV: La Cesación del Sufrimiento

Hoy voy a terminar mi presentación de las Cuatro Nobles Verdades del Budismo. En las tres charlas anteriores hablamos de la verdad del sufrimiento y de la verdad del origen del sufrimiento. Continuaremos con las tercera y cuarta nobles verdades: la cesación del sufrimiento y el camino de la cesación.

El Significado de la Cesación
La verdadera cesación no es el proceso de poner fin al sufrimiento; la verdadera cesación es un estado de la completa realización. Eso significa haber ya eliminado completamente la aflicción emocional y haber realizado totalmente el camino; es la liberación de las causas y los efectos del sufrimiento, y es un estado en donde ya no hay más desviaciones (raíces impuras del deseo e ignorancia, que nos mantienen atrapados en el samsara, el ciclo de nacimiento y muerte).
La causa del sufrimiento es la resistencia al sufrimiento y la intención de escapar de las tribulaciones. Nos ayudamos a nosotros mismos a sobrevivir a nuestras dificultades cuando encontramos el significado en nuestro sufrimiento y comprendemos y aceptamos el sufrimiento como el resultado de nuestros propios pensamientos y acciones. Al punto de que reconocemos las causas del sufrimiento, experimentamos sus efectos y alcanzamos algo de liberación; y entonces empezamos a liberarnos del sufrimiento.
Como una analogía, si no estás relajado cuando te sientas en meditación, tus piernas y espalda podrían dolerte. En este caso, la causa es tu cuerpo adoptando una postura de meditación, el efecto es la incomodidad. Por consiguiente, tienes la causa y el efecto del sufrimiento. Pero si le encuentras valor a la meditación, entonces, en cierta medida te liberarás de la incomodidad del sentarse en meditación. No es que la incomodidad se desvanezca, sino que no tratarás de escapar o resistirte, y tu mente ya estará liberada. Esto es sólo una analogía, pero podríamos decir que es un tipo de cesación del sufrimiento.

Comprendiendo y Realizando la Naturaleza de la Vacuidad
La verdadera cesación es el comprender completamente la naturaleza de la vacuidad y liberarse uno mismo del ciclo de nacimiento y muerte. ¿Cómo puede uno comprender completamente la naturaleza de la vacuidad? Para entender la vacuidad, primero deberíamos comprender el funcionamiento de las causas y condiciones. Los fenómenos surgen en la existencia a través del “surgimiento condicionado”, que es el surgimiento conjunto de causas y condiciones influenciándose mutuamente una a otra. Todo está en constante flujo; nada sigue siendo lo mismo de un instante al siguiente. Cualquier causa o condición afectando un objeto transformará todo. A través de esta transformación constante, todos los fenómenos surgen, se deterioran y eventualmente cesan. Puesto que todo está en fluidez sin una naturaleza o identidad permanente, no puede haber un “yo” identificable separadamente. A esta cualidad de la ausencia del “yo” en los fenómenos la llamamos “vacuidad”. A esta vacuidad de la realidad sustancial la llamamos “no-yo.”

Aquellos que comprenden la naturaleza de la vacuidad, también comprenden que su propia naturaleza es aquella del flujo, cambio e impermanencia. Experimentarán que la mente, el cuerpo y el medio ambiente están impregnados de la cualidad dinámica de la vacuidad. Verán la naturaleza de Buda. El comprender profunda y completamente la naturaleza del Buda es convertirse en un Arhat, un ser noble que ha alcanzado la cesación. Eso es el tener las cuatro características de un Arhat: (1) que todas las impurezas han sido purificadas, (2) que todo lo que necesita realizarse ha sido realizado, (3) que todos los renacimientos futuros han sido agotados, y (4) que la liberación del karma y de la retribución ha sido alcanzada. Esto es el realizar la verdadera naturaleza de la vacuidad.

Nirvana
El término nirvana en sánscrito significa ”extinción-estado de quietud”. La extinción es la completa cesación del sufrimiento y la culminación del ciclo samsárico. La quietud significa que la ignorancia fundamental y sus aflicciones han sido aquietadas, extinguidas y ya no surgen nuevamente. Hay dos niveles de nirvana: el nirvana-con-restos y el nirvana-sin-restos. Un Arhat que ha alcanzado el nirvana-con-restos, se ha liberado de todas las impurezas mentales, pero el cuerpo de retribución aún permanece. El cuerpo todavía está sujeto a las desgracias que pueden sucederle a un cuerpo, pero este resto no tiene la aflicción por tener un cuerpo de persona ordinaria. El Arhat aún experimenta eventos dolorosos y situaciones difíciles, pero al estar completamente liberado de los klesas (deseo, odio e ilusión), la mente no sufre. Como fuera el caso con muchos de los discípulos del Buda que alcanzaron la iluminación.
El segundo tipo de nirvana es el nirvana-sin-restos (parinirvana), donde se termina con el ciclo de la vida sin dejar huella de los cinco skandhas, y sin retribución futura. Desde la perspectiva de la liberación individual, un Arhat o un Buda que entra en el nirvana-sin-restos ya no aparecerá nuevamente en los tres reinos de la existencia. Desde la perspectiva del camino del Bodhisattva, hay ciertas diferencias importantes, pero por ahora solo quisiera enfocarme en cómo el nirvana se relaciona con la cesación. Cada uno de estos nirvanas es alcanzado en el cuarto nivel fructífero del camino del Arhat, el nivel de “no más aprendizaje”. Las tres etapas previas son llamadas etapas “con más aprendizaje,” donde todavía hay una necesidad de práctica.
Ciertamente, el hablar de la liberación puede ser muy tentador y seductor, pero hasta tanto no nos convirtamos en un Arhat, estos estados elevados no guardan relación con nosotros. Hablando demasiado del nirvana puede trivializar el camino, así que vamos a continuar hablando del camino mismo.

El Noble Óctuplo Camino
Cuando el Buda les expuso las Cuatro Nobles Verdades a los cinco monjes ascéticos en el Parque de los Ciervos, explicó la cuarta noble verdad como el camino que sale del sufrimiento. Con esto se refirió al noble óctuplo camino, que son las ocho prácticas que pueden llevar a uno a la cesación. Estas son: punto de vista correcto, intención correcta, habla correcta, acción correcta, modo de vida correcto, perseverancia correcta, atención correcta y concentración correcta.
Este óctuplo camino es el camino medio entre los extremos de indulgencia y ascetismo. Siguiendo el camino del placer no nos liberará del sufrimiento, porque la felicidad y el placer no son permanentes e inevitablemente todo el mundo encontrará desgracia, enfermedad y muerte. Por otro lado, el ascetismo, con su dureza y auto-tormento, no puede por sí mismo conducir a la sabiduría y a la liberación del apego. Una vez liberado de estos dos extremos, uno debería seguir el estable óctuplo camino medio.
Debido a que todavía no hemos comprendido la verdad de la cesación, aún permanecemos en los cuatro sufrimientos de nacimiento, vejez, enfermedad y muerte. Para ayudarnos a terminar con este ciclo, el Buda nos enseñó a practicar el óctuplo camino, ocho formas de ser mediante las cuales podemos comenzar el proceso de la cesación. En primer lugar, quiero asegurarme de que comprendamos la diferencia entre el proceso de la cesación y la realización de la cesación. El noble óctuplo camino es un progreso gradual de cesación de nuestras aflicciones y sufrimientos, incluyendo la aflicción de raíz de la ignorancia. A medida que uno vaya realizando el noble óctuplo camino, disminuirán sus aflicciones y sufrimientos. El camino es gradual, pero el resultado final es la completa realización de la cesación.
Mientras estemos en el óctuplo camino, también deberíamos practicar las cinco preparaciones más elevadas: fe, generosidad, preceptos, concentración y perspicacia. Son llamadas preparaciones porque, mientras avanzamos en el camino, alcanzamos niveles más elevados del cumplimiento de estos requisitos. Pero no deberíamos pensar en las cinco preparaciones y el óctuplo camino como separados. Cuanto más nos dediquemos a las cinco preparaciones, más profundizaremos en el  óctuplo camino. Cuando hablamos más en detalle del óctuplo camino, lo relacionaremos también con las cinco preparaciones más elevadas. Debido a los límites de tiempo, no voy a hablar detalladamente sobre el óctuplo camino, ello merecería al menos una conferencia entera, pero trataré de explicar brevemente cada uno de ellos y relacionarlo con la cesación y la liberación.

Punto de Vista Correcto
El primer noble camino, el punto de vista correcto, es el correcto entendimiento del verdadero Dharma, especialmente las Cuatro Nobles Verdades, los tres sellos del Dharma (las tres marcas de la existencia) y los doce lazos del surgimiento condicionado. Hemos hablado de estos conceptos en las conferencias anteriores. La primera preparación más elevada, la fe, está muy relacionada con el punto de vista correcto. Como budistas, no deberíamos solo depender de la fe ciega, sino de la fe basada en un correcto entendimiento del Dharma. Como tal, el punto de vista correcto podría ser lo más importante del óctuplo camino para alcanzar la cesación. 

Aspiración Correcta
El segundo noble camino es la aspiración correcta, que significa también “pensamiento correcto” y “reflexión correcta.” Como budistas, deberíamos mantener puntos de vista correctos y también deberíamos integrarlos en nuestro pensamiento y en nuestro ser. Para lograrlo, debemos reflexionar sobre lo que hemos oído y aprendido. En relación con las Cuatro Nobles Verdades, debemos comprender los orígenes del sufrimiento en nuestras propias acciones, y debemos considerar todas las circunstancias como sufrimiento potencial. Comprendiendo el origen del sufrimiento, desarrollaremos la aspiración correcta y reafirmaremos que el sufrimiento tiene fin. Con esta convicción, integramos las Cuatro Nobles Verdades en nuestro pensamiento y en nuestro propio ser, y nos dedicamos al camino. Este es el significado de la aspiración correcta. 

Habla Correcta
El habla correcta es la cultivación de los cuatro preceptos que gobiernan el habla. El primero es hablar la verdad y abstenerse de pronunciar falsedades, de las cuales la más seria es declararse un Buda cuando uno lo es y declararse como iluminado cuando uno no lo es. El segundo es abstenerse de difamar, o de hablar de forma controvertida que pueda provocar discordia. El tercero es hablar agradable y cortésmente, y abstenerse del lenguaje áspero que pueda causar sufrimiento a los demás. El cuarto es abstenerse de la charla frívola y chisme ocioso o malicioso. Al ser practicadas como virtudes, estas reglas del habla ayudan a purificar nuestras mentes y acciones. 

Acción correcta
La acción correcta se refiere a abstenerse de matar, robar, mala conducta sexual, mentir y tomar intoxicantes. Son básicamente los cinco preceptos que uno acepta al tomar refugio en el Buda, en el Dharma y en la Sangha. El observar estos cinco preceptos es la acción correcta. La acción correcta se relaciona con el sufrimiento en el sentido de que la acción es karma, y mientras creemos karma que conduzca al sufrimiento, la cesación será imposible.

Medio de Vida Correcto
El medio de vida correcto significa ganarse la vida de acuerdo con el Budadharma y, al hacerlo, no provocarse daño a uno mismo ni a los demás. Por consiguiente, hay muchos tipos de medios de vida correctos y muchos tipos de medios de vida incorrectos. El Buda prohibió el ganarse la vida a través de romper cualquiera de los preceptos de habla correcta y acción correcta. Los modos de vida incorrectos también incluyen ganarse la vida a través del engaño, engrandecimiento de sí mismo, prácticas ocultas, falsas afirmaciones sobre uno mismo y exageración. Hay distinciones sutiles entre ellos pero todos involucran el engaño y la explotación de los demás. Con respecto al medio de vida correcto, el Buda expresó en los Nikayas: “...esta vida sagrada no es para engañar a la gente, tramar cosas malas, ni para ganancias, favores u honor...esta vida sagrada es vivida para la moderación, para abandonar la ilusión, para desapasionarse, para la cesación".

Esfuerzo Correcto
El sexto noble camino es el esfuerzo correcto, o perseverancia, y se refiere a las cuatro líneas adecuadas de esfuerzo: (1) eliminar los actos insanos que ya hayan surgido, (2) evitar que surjan los actos insanos que todavía no hayan surgido, (3) realizar actos sanos que todavía no hayan sido realizados, y (4) incrementar los actos sanos que ya hayan sido realizados. Los “actos” significan actos físicos así como también palabras y pensamientos. El esfuerzo correcto es el esforzarse por lograr cualquier cosa en el Dharma que sea alcanzable a través de la fe, aplicación diligente y perseverancia. 

Atención Correcta
Normalmente nuestras mentes están llenas de un ejército de distracciones y reflexiones. La atención correcta es estar libre de estas aflicciones mentales de manera que sólo quede una sola cosa en la mente: el camino de la práctica. Un método de práctica de la atención es el contemplar los seis objetos de la atención: el Buda, el Dharma, la Sangha, los preceptos, los méritos de renunciar a lo mundano y los méritos de las buenas acciones. Las seis prácticas de la atención son los prerrequisitos para dedicarse a los cuatro fundamentos de la atención: del cuerpo, de la sensación, de la mente y de los dharmas (los objetos externos y mentales).
No es necesario practicar todas las prácticas de la atención antes de practicar los cuatro fundamentos. Puedes elegir cualquiera de estas seis como práctica preparatoria. Una vez que nos dedicamos a los cuatro fundamentos de la atención, podremos entrar en el noble óctuplo camino de la concentración correcta.

Concentración Correcta
La concentración correcta consta de un repertorio completo de las prácticas de samadhi. No sería posible detallar aquí todos ellas, pero incluyen las siete etapas convenientes: (1-5) los cinco métodos de serenar la mente, (6) los cuatro fundamentos de la atención, y (7) el camino de la visión, que es el primer nivel del camino del Arhat. También están las prácticas de los dieciséis aspectos de las Cuatro Nobles Verdades, de los que hablamos brevemente en la primera conferencia.

La Cesación y los Doce Lazos
Para empezar el proceso de cesación, necesitamos comprender los doce lazos del surgimiento condicionado, y comprender también cómo son las causas y los efectos del sufrimiento. Los doce lazos son las etapas que un individuo experimenta a través del ciclo samsárico de nacimiento y muerte. El primero es (1) ignorancia fundamental: siendo ignorantes en cuanto a la naturaleza impermanente de la existencia y siendo contaminados por los venenos del deseo, odio e ilusión. Este lazo pone en movimiento el segundo lazo, (2) acción, o impulsos deliberados: donde se plantan las semillas del karma. El tercer lazo es (3) conciencia: la fuerza mental activa que nos propulsa de un ciclo de vida al siguiente. En el cuarto lazo, (4) nombre-y-forma: entramos en la fase de la vida actual, en la que el residuo kármico de conciencia y la forma corporal se unen y se convierten finalmente en un individuo. El quinto lazo, (5) las seis entradas, o facultades sensoriales: son nuestras ventanas de interacción con el mundo. Nótese que, además de los sentidos, la conciencia es la sexta facultad sensorial. El sexto lazo, (6) contacto: es la interacción de las facultades sensoriales con el medio ambiente. El séptimo lazo, (7) sensación: distingue las experiencias como agradables, dolorosas o neutras. El octavo lazo, (8) deseo: es el resultado de las interacciones entre las facultades sensoriales y los objetos. El noveno lazo, (9) aferramiento: es el octavo lazo traducido en acción. Cuando el ansia por la existencia se convierte en aferramiento, la reentrada en el mundo del samsara es inminente. El décimo lazo es (10) existencia: la creación de un nuevo ciclo de karma en la forma de un ser sensible.
Una vez que haya sensación, inevitablemente habrá deseo, cuando hay deseo habrá aferramiento; una vez que haya aferramiento, habrá existencia; una vez que haya existencia, habrá el undécimo lazo, (11) nacimiento: El individuo recién nacido ha recibido la retribución del karma previo y está empezando un nuevo círculo de creación de karma. El duodécimo lazo, (12) vejez y muerte: completa el actual círculo. Una vez que haya nacimiento habrá inevitablemente vejez y muerte. De manera que éstos son los doce lazos del surgimiento condicionado.

Las Cuatro Nobles Verdades y los Doce Lazos
¿Cómo se relacionan los doce lazos con las Cuatro Nobles Verdades? La primera noble verdad (existencia del sufrimiento) se relaciona con los siete lazos de: conciencia, nombre-y-forma, las seis facultades sensoriales, contacto, sensación, nacimiento y vejez/muerte. La segunda noble verdad (origen del sufrimiento) se relaciona con los cinco lazos de: ignorancia, acción, deseo, aferramiento y existencia. En términos de las Cuatro Nobles verdades, podríamos decir que el grupo de cinco lazos son los factores causales y el grupo de siete lazos son los efectos, es decir, nuestro ser atrapado en el ciclo del sufrimiento. El origen del sufrimiento causa sufrimiento; el sufrimiento es dependiente de su origen y, sin él, no existiría.

La Contemplación de los Doce Lazos
Para comenzar con la cesación, podemos practicar la contemplación de los doce lazos del surgimiento condicionado al derecho y al reverso. La contemplación arroja luz sobre la existencia del sufrimiento, conduciendo a la pregunta: “¿Cuál es el origen del sufrimiento?” Siguiendo la cadena causal de la existencia, contemplamos primero cómo la ignorancia fundamental pone en movimiento el ciclo de la vida. Luego la ignorancia determina la acción, y la acción determina la conciencia. De la conciencia contemplamos nombre-y-forma, y de ahí a las seis facultades sensoriales y así sucesivamente. Y finalmente vemos que nuestro deseo conduce al aferramiento. Dado que hay aferramiento, hay existencia, y cuando existimos nacemos, nos ponemos enfermos y morimos. Y por supuesto hay mucho sufrimiento entre el nacimiento y la muerte. Contemplando este proceso, podemos llegar a un profundo entendimiento del estado en el que nos encontramos nosotros mismos. Esta es la contemplación de los doce lazos del surgimiento condicionado, y su propósito es ayudarnos a alcanzar la cesación.

Podemos practicar la contemplación reversa para comprender la vacuidad, la actual no-existencia del sufrimiento. Sin embargo, no deberíamos considerar la contemplación reversa como el empezar por el último lazo de enfermedad y muerte y preguntar: “¿Qué provoca la enfermedad y la muerte?” “Son causadas por la existencia.” “¿Qué causa la existencia?” “La existencia es debida al aferramiento”, y así sucesivamente llegando hacia atrás hasta el primer lazo. Así no es como se debería hacer. En la contemplación reversa, todavía seguimos los lazos del primero al último, pero contemplamos que no hay una ignorancia fundamental con la cual empezar. Uno comienza con la ignorancia fundamental, contemplando que una vez que no haya ignorancia no habrá ninguna acción engañosa. Una vez no haya acciones engañosas, no habrá impureza de conciencia. Procedemos de esta manera hasta las seis facultades sensoriales que generan contacto, deseo, aferramiento, existencia, nacimiento, muerte y así sucesivamente. Esta es la contemplación reversa sobre la cesación de la cadena de los doce lazos del surgimiento condicionado. Es una manera gradual de dedicarse al óctuplo camino, particularmente al primer camino, el punto de vista correcto, que es esencialmente un antídoto contra la ignorancia fundamental. Practicando el punto de vista correcto, acción correcta, etcétera, uno emplea el noble óctuplo camino para poner fin a la cadena de la existencia.

El método reverso puede ser una manera de ‘echarse atrás’ a la existencia condicionada. Pero el primer paso es comprender completamente la ignorancia fundamental con la que entramos al mundo. En el Budismo, el término sánscrito avidya significa tener una mala concepción del fundamento de la naturaleza del mundo; específicamente, significa no comprender los tres sellos del Dharma (la impermanencia, el sufrimiento y el no-yo). Esto nos conduce a crear karma. En chino, el término significa “no brillante” o “no claro” sobre la verdadera naturaleza de la existencia; en otras palabras, estando en la oscuridad, no iluminado por la sabiduría. De este modo, la falta de esta sabiduría es el primer aspecto de la ignorancia fundamental; el segundo es que al ser ignorantes, creamos nuevo karma y el ciclo continúa.

Por lo tanto, tenemos la contemplación “hacia delante” sobre las causas del sufrimiento, y la contemplación “reversa” sobre la no-existencia del sufrimiento. En la contemplación “hacia delante” comprendemos cómo venimos a la existencia y en la contemplación “reversa” comprendemos que no tenemos un “yo” independiente. Ambos modos de contemplación están relacionados y es necesario el complementarse el uno con el otro. La clave de ambas prácticas es aprender cómo alcanzar la cesación para terminar con la existencia cíclica.
Despertando a la verdadera naturaleza, tu mente no estará nublada por la ignorancia (será brillante con sabiduría). Transcendiendo a la ignorancia fundamental, ya no serás condicionado por ella. Este no-condicionamiento será verdadero para los restantes eslabones de la cadena, uno tras otro. De este modo, también se terminan los nacimientos y muertes (cuando cesa la ignorancia fundamental, a la larga también hay cesación de nacimiento y muerte).

 

Las Cuatro Nobles Verdades y los Tres Sellos
Los tres sellos del Dharma afirman que todas las cosas condicionadas son impermanentes, todo sufrimiento es provocado por la ignorancia fundamental, y todos los dharmas están desprovistos del “yo”. Vamos a relacionar estas ideas para comprender el sufrimiento, separar las causas del sufrimiento, alcanzar la cesación y cultivar el camino. La comprensión de la primera noble verdad del sufrimiento y la segunda noble verdad del origen del sufrimiento dependen de la comprensión de la impermanencia y de la ausencia del “yo”. La realización consiste en separarse del sufrimiento y cortar sus orígenes. La tercera y la cuarta nobles verdades nos dicen que para alcanzar la extinción- quietud, debemos dedicarnos al camino. El dedicarse al camino es gobernarse a sí mismo con los principios de la impermanencia y de la ausencia del “yo”. Con estos principios en la mente, nos podremos separar del sufrimiento; podremos cortar con sus orígenes. Cuando comprendemos verdaderamente que el sufrimiento es impermanente y que en realidad no existe, cuando comprendemos verdaderamente que el sufrimiento es fundamentalmente vacío, estaremos avanzando hacia la dirección de la cesación.
Con esto concluye nuestra presentación de las Cuatro Nobles Verdades. Muchas gracias.