Meditación no es sinonimo de religión, este termino se esta usando masivamente en actividades para el desarrollo humano. En cada cultura, enlaza un significado variado: en el catolicismo, con todas sus variables, significa misticismo. En el protestantismo, se denomina “meditacion Biblica”. El Islam, el Judaismo, el Hinduismo, en cada una es busqueda de la manifestacion de un dios. Hasta la New Age se ha servido de esta ciencia para promover su practica de estilos mezclados. En el Budismo que es su mas grande representante y original practica, busca la iluminacion de las personas y facilita su crecimiento personal. Es en el Budismo, donde encuentra su más preciada expresión. Y para hacer claridad, hablaremos de los paradigmas más comunes y las malas interpretaciones que se han hecho al respecto de su práctica.
Muchas cosas se dicen por puro desconocimiento, y esas cosas dichas por decir, se convierten en vox populi gracias al rumor abundante en nuestra sociedad poco observadora. Hablemos con sinceridad. El mercantilismo propio de esta sociedad occidental, maltrata y convierte en negocio todo lo que encuentra a su paso; la meditación no es la excepción. De esto el mayor daño ha sido dado por la denominada nueva era que en anuncios espectaculares “vende” milagrosos viajes en corto tiempo a no sé qué lugares. Es necesario aclarar, que en la meditación budista, no se enseña a cantar ni repetir sílabas mágicas, místicas o secretas algunas, las cuales serían capaces en un instante abrirnos las puertas del cielo. No está en la lista de las enseñanzas de la meditación Budista, conjurar demonios o liberar algunas poderosas, invisibles y no muy bien precisadas energías. No hay visualización de objetos dorados llenos de luz y energía “contagiante”, ni de colores varios que te muestran el cielo y los poderes mágicos de la premonición. No debemos afeitarnos la cabeza buscando renuncia o internarnos en un monasterio en el medio de la montaña.
No se preparan brebajes, no hay pócimas, no hay llamadas mágicas con conexión al otro mundo. No hay piedras mágicas que te traigan la meditación a la casa, no hay nada de eso. La meditación es limpia y jamás un negocio.
Tanto “chaman moderno” ha espantado la realidad de la meditación.
La meditación, repito, no es eso, ni nada parecido.
La meditación es disciplina, no hace cosas milagrosas. Solo permite la observación juiciosa del interno, sin trastornos de conciencia ni perdidas de la percepción de la realidad.
La Meditación no es moda, es una propuesta para lograr observarnos objetivamente. Nos revela el cómo funciona nuestra mente, el cómo calmarla, el cómo percibir perspicaz y claramente el mundo que nos rodea y nuestro roll en él.
La meta de la meditación Budista, es asombrosa y clara:
Estos son los paradigmas:
Aunque después de un tiempo corto, y de práctica disciplinada, logramos que la mente entre en un estado de relajación, a través de la concentración, que nos permite liberar el estrés y obtener calma mental, no es este el fin objetivo de la meditación.
Lo que quiere decir, que la meditación no es relajación en la extensión de la palabra.
Lo que le hace mito es la afirmación “es lo mismo”.
Si dijéramos en cambio “La meditación es también relajación” estaríamos más acertados. Porque al meditar, se logra un estado de relajación.
Meditar es despertar la percepción objetiva de las cosas desde el ser integral.
La relajación, es solo la obtención de una calma temporal.
En lengua Pali, al estado de absorción mental se le denomina jhanas. Si traducimos el término, nada tiene que ver con estados letárgicos ni mentes en blanco por arte de magia. Existe un estado de meditación que nos introduce en este estado y es la meditación trascendental, pero llegar allá es otra historia. La meditación Budista, pretende por el contrario permitir sentir lo que ocurre dentro de nosotros y con nosotros, mental y corporalmente hablando. Un trance hipnótico, es una terapia basada en el control mental de un individuo por medio de una terapia y por o general persigue la solución de un conflicto arraigado. Esto nada tiene que ver con la meditación budista, que en todos los casos siempre es consiente.
Meditar nos deja ver partes de nuestra conciencia que no conocíamos. Es difícil describir algunas vivencias a las que nos lleva la práctica, solo con palabras. Eso no tiene nada que ver con experiencias metafísicas, sobrenaturales o misteriosas.
Lo que ocurre en una sesión de meditación, es fácil interpretarlo en el acto, pero explicarlo lingüísticamente es muy difícil. El lenguaje siempre será limitado.
En occidente, la percepción del mundo está sujeto por la lógica, y todo lo que no pueda ser explicado con palabras en teoría no existe.
En occidente es valido todo aquello que se derive del racional juicio del “Siglo de las Luces”, y de todo aquello que sea fruto de las escuelas de la Filosofia Griega Temprana.
Usemos una metáfora para explicar lo que la meditación nos provee:
La realidad es dinámica y cambiante, pero nuestros conceptos son estáticos. Esto quiere decir que aunque el mundo cambie, la mayoría de gente no lo hace.
Como ejemplo podemos decir lo siguiente:
Imagínense a los primeros navegantes de los océanos, encontraron dificultades por la variación del viento, que tal se hubiesen sujetado a una sola dirección y no a entender que la variación de la fluctuación calórica, era la que proporcionaba la velocidad y el movimiento dinámico, de seguro el mundo no se habría vuelto tan pequeño.
Una sesión de meditación, no se parece a otra, siempre es diferente.
No se trata de entender, se trata de descubrir. No es hacer de un momento de interiorización una oportunidad para descubrir misterios.
Una cosa es ser inexplicable y otra es ser inentendible.
En nuestra generación crecimos con el famoso sabio Kaliman, quien por medio de la meditación lograba emitir luego energías tan fuertes que movían objetos, lo colocaban en estados de coma autoinducidos y autocontrolados, podía ser sepultado por varios días sin aire ni alimentos ni agua, podía levitar, caminar sobre el agua etc. Este personaje alimenta e inspira a mas de las veces grandes charlatanes. Que de cierto puede haber? Estas historia pasadas muchas de ellas por YouTube, hacen que muchos se acerquen a la práctica de la meditación con el fin de experimentar dichos poderes o desarrollar algunas otras facultades especiales, como por ejemplo, leer la mente de otras personas, tener recuerdos de sus vidas pasadas o ejercer el dominio sobre los otros. Sin embargo, nada de esto constituye el verdadero objetivo de la meditación budista. Sus maestros, si bien no niegan la posibilidad de experimentar algunos de los mencionados poderes espirituales, advierten unánimemente que semejantes prácticas o búsquedas pueden resultar perjudiciales para la mente del meditador.
Si basamos esto en que lo antes expuesto es cierto, habría razón de más para asegurarlo. Pero, como ya sabemos que no se trata de esto, podemos afirmar que no hay nada peligroso en el hecho de meditar, si tan solo tomamos unas pocas y sencillas precauciones.
En la vida todas nuestras actividades presentan algún riesgo latente; caminar, conducir automóvil, comer, dormir, etc. Esto está activo por falta de precaución. El riesgo de la meditación esta en:
En flores de Loto nos preocupamos por que esto no ocurra. Como?
· Nuestros directores de centro son profesionales en la técnica.
· Llenamos un formulario para registrar posibles riesgos físicos.
· Hablamos antes de la practica sobre la experiencia.
Consiste en un gradual y agradable proceso de desarrollo de nuestras capacidades de atención, concentración y conciencia, destrezas que por sí solas pueden salvaguardarnos de los eventuales daños mentales y emocionales.
Eso nos han hecho creer desde siempre. Han desdibujado al meditador de su realidad. Parece que en la mayoría de las religiones, los laicos tienden a relevar las actividades más “espirituales” a sus líderes religiosos. Sin embargo, la práctica de meditación es perfectamente compatible con la rutina cotidiana de las personas que están plenamente involucradas en las, llamadas, tareas “mundanas”: pueden y deben meditar los padres de familia, los profesionales de todo tipo, los obreros, los desempleados y todos los demás. No hay barreras para la meditación, ni un grupo específico de personas con características especiales ni dones únicos. Para meditar, solo se debe conocer una palabra o un significado, Respiración. Anapanasati es respirar. Los testimonios lo dicen claramente, nadie que medite ha cambiado su estilo de vida, nadie ha cambiado sus actividades o profesiones, por el contrario, han podido imprimir en sus vidas un sello diferente y único, vigor y espiritualidad; han aprendido a disfrutar cada acto cotidiano, todo se ha vuelto una experiencia espiritual y hasta mística. Los grandes hombres santos, no han meditado por ser santos, lo han hecho antes de ser santos.
La meditación es un camino que lleva precisamente a experimentar la realidad tal como es. Es una vía para percibir de manera más profunda aquellos aspectos de la vida que generalmente tratamos de esconder: la impermanencia de las cosas que poseemos y deseamos, la insatisfacción de las experiencias que tanto anhelamos y el carácter ilusorio de nuestro propio “ego” como algo fijo. Estos aspectos de la realidad son considerados como las tres características de los fenómenos, que en el idioma pali se llaman dukkha , anicca y anatta . Resumiendo, el tipo de meditación que proponemos aquí en Flores de Loto Kalyanamitra, lejos de ser un escape de este mundo o medio para mantenerse alienado de la realidad, se constituye, más bien, en un camino para entrar en ella de lleno.
Es cierto. Claro que meditar produce felicidad, pero no en el sentido propio de placer. Pero es tambien cieto que meditar lejos de ser placentera puede llegar a parecer como un duro combate, especialmente en las primeras fases de nuestra práctica y, que aquel placentero estado de felicidad y bienestar no debe convertirse en objetivo primordial de la meditación misma, porque va a producir un efecto contrario: mientras más deseemos experimentarlo, menos posibilidad tendremos de lograrlo por causa del excesivo anhelo y ansiedad que ésto produzca. Los que sólo buscan experimentar momentos de alegría, gozo, bienestar o euforia, encontrarán recursos mucho más fáciles que la meditación para satisfacer sus deseos pasajeros. Mientras que los que meditan con una correcta actitud, a menudo advertirán este placentero estado de beatitud, pero sólo como un efecto colateral y no como el propósito último de su práctica. Quieres comprobarlo? Ven y medita con nosotros.
Si pensásemos en términos de acciones concretas y preguntásemos ¿qué hace uno cuando medita?, tendríamos que responder que cuando uno está sentado en el suelo, en una almohada o en la silla, no hace absolutamente nada más que esto. Pues cuando a las acciones externas se refiere, ésta es la verdad: obviamente, mientras el meditador está sentado, no está ayudando a los pobres, no está predicando, compartiendo el tiempo con alguien que se siente en soledad, no visita al enfermo, al que está en la cárcel... en fin, ¡no hace nada y hay tantas cosas que hacer! Entonces, muchas personas argumentan que alguien que procura el bien, pudiendo hacer tantas buenas obras en su tiempo libre, y prefiere sentarse tranquilamente para buscar tan sólo su propio bienestar, resulta ser profundamente egoísta.
Realmente, éste podría ser el caso de alguien que se acerca a esta práctica con el único fin de sentirse mejor. Sin embargo, la meditación budista, como lo veremos con más detalles a continuación, no consiste solamente en aquel periodo de tiempo que dedicamos para la práctica de concentración formal, sino que igualmente comprende el ejercicio de la atención continua durante todo el día y la práctica de la moral. Estos tres pilares forman en su conjunto lo que podríamos llamar, meditación budista integrada: samadhi , pañña y sila , respectivamente en el idioma pali. Lógicamente, cada uno debe ser el encargado de examinar sus propias motivaciones y responderse a sí mismo la pregunta sobre ¿para qué me acerco a la práctica de la meditación? La tradición budista nos sugiere algunos motivos correctos: para hacer frente a nuestros enfados y enojos, para eliminar los prejuicios e insensibilidades, para ser más amables, ecuánimes y compasivos con los demás, entre otros. No cabe duda que somos egoístas y que la práctica de la meditación nos lo demostrará aún con más agudeza, pero también esta misma práctica nos ayudará a ser más conscientes de este egoísmo con el fin de erradicarlo. De modo que resultaría realmente absurdo tildar de “egoísta” a alguien, cuya práctica se centra principalmente en eliminar su propio “yo” (o ego, en latín).
Este quizá sea el malentendido más común dentro de nuestra cultura occidental judeo-cristiana, en la cual el hecho de “meditar” generalmente se asocia con leer contemplativamente los pasajes de las Sagradas Escrituras, las vidas de los santos o pensar sobre lo que Dios o sus enviados hubieron hecho por nosotros. De hecho, dentro de ciertos sistemas espirituales, la meditación es precisamente esto: pensar en las cosas sublimes, espirituales y elevadas. Sin embargo, la meditación budista, más bien es una práctica para desarrollar la conciencia. ¿La conciencia de qué? –preguntará alguien; pues la conciencia de todo lo que nos rodea y lo que pasa en nosotros aquí y ahora, sin importar que aquello sea algo muy sublime o que sean cosas muy irrelevantes. La meditación es una práctica de vivir la vida tal como aparece, sin preconceptos ni expectativas previas sobre lo que debe surgir durante la misma y, consecuentemente, sin reproches ni juicios.
Llegar a la meditación pensando “encontrar” algo es el peor error. En la meditación realmente se descubre. Es lamentablemente preciso, para ellos, que entonces la meditación no les resultará como una especie de píldora universal e instantánea para la cura de todos los males. Aun así, es cierto que al empezar a meditar seria y constantemente, de a poco notaremos un profundo cambio en todas las dimensiones de nuestras vidas: se profundizarán nuestras relaciones con nuestros seres queridos, vamos a adquirir la sensibilidad para con los que antes nos eran indiferentes, y hasta cambiaremos nuestro enfoque hacia las personas difíciles o hacia aquellas que nos fueron, o siguen siendo, hostiles. Lo más importante finalmente: cambiará también nuestra relación con nosotros mismos; aprenderemos pues a ser gentiles y amables con nosotros mismos, a tratarnos con mayor comprensión, sin tanta censura, reproche y nos entenderemos mejor. Pero nada de esto sucede de noche a la mañana: solamente la disciplina y el sometimiento a un proceso largo, redundará en frutos. Uno de ellos es la paciencia, meditando aprenderemos a ser pacientes, una lección nada despreciable y muy útil en nuestro diario vivir.
LOS SUTTAS
“Anapanasati Sutta: Mindfulness of Breathing” en The Middle Length Discourses of the Buddha: A Translation of the Majjhima Nikaya (2001) Trad. Bhikkhu Ñanamoli y Bhikkhu Boddhi. Boston, Wisdom Publications. Págs. 941-948.
Karaniya Metta Sutta: Good Will (Sutta Nipata 1.8) [en línea] Trad. de pali por Thanissaro Bhikkhu (30 de septiembre de 2005)
“Khandhasamyutta: 101 - The Adze Handle (or The Ship)” en The Connected Discourses of the Buddha: A Translation of the Samyutta Nikaya by Bhikkhu Bodhi (2000) Boston, Wisdom Publications. Págs. 959-961.
“Maharahulovada Sutta: The Greater Discourse of Advise to Rahula” en The Middle Length Discourses of the Buddha: A Translation of the Majjhima Nikaya (2001) Trad. Bhikkhu Ñanamoli y Bhikkhu Boddhi. Boston, Wisdom Publications. Págs. 527-532. .
“Satipatthana Sutta: The Foundations of Mindfulness” en The Middle Length Discourses of the Buddha: A Translation of the Majjhima Nikaya (2001) Trad. Bhikkhu Ñanamoli y Bhikkhu Boddhi. Boston, Wisdom Publications. Págs. 145-155.
OTRAS FUENTES
POSICIONES PERCEPTIVAS. Las posiciones perceptivas son una de las mejores formas de resolver o evitar el conflicto porque ayuda a identificar la intención positiva que hay detrás de las acciones y el comportamiento de otras personas. Una presuposición clave en PNL es que cada tipo de comportamiento demostrado por la gente tiene una intención positiva subyacente, aunque pueda parecer negativo para los demás. La clave por lo tanto, para resolver los conflictos, es identificar las intenciones positivas subyacentes de forma que se pueda ver el punto de vista de la otra persona. Cada vez que te encuentras con una persona que actúa de una manera que no está en consonancia con tus creencias y valores personales, sólo echa un vistazo a sus intenciones positivas. Una vez que entiendas la intención positiva de la otra persona, serás capaz de sugerir una idea más clara de que esté en línea con su intención y de esta manera podemos mantener unas relaciones sanas y conscientes. Flores de Loto, aplica positivamente esta tecnica de recuperación emocional. Consultanos en 3192960318.
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Maitri (domingo, 14 mayo 2017 18:24)
Gracias